A partir de este momento me hago cargo de mi propia vida, que es lo más valioso y precioso que tengo.
Cuando esperamos de los demás pequeñas cosas muchas veces casi siempre tenemos nada de lo deseado, el otro no sabe de nuestras necesidades, carencias, vacios y la mejor manera de no sentirnos abandonados es darnos a nosotros mismos lo que queremos.